El Mensajero

La estrategia encomendada a Celida Teresa López Cárdenas era muy clara, y ella misma la confirmó antes de iniciar la campaña federal: estorbar el camino a Manlio Fabio Beltrones Rivera, para que este no llegara al Senado de México como mejor perdedor (primera minoría). 

Froylan Gámez Gamboa iba como el flotador, un equilibrio obligado para que la barcaza no hiciera agua, considerando que el ahora ex funcionario estatal es reconocido entre las filas del PT, convirtiéndose así en el garante de los derechos partidistas petistas. 

La fórmula era perfecta, una locuaz candidata como Celida que no le tiene miedo ni al diablo, y un silente Froylán, con personalidad atrayente, que sería el fiel en la balanza de la importante encomienda ya mencionada. 

Pero a cinco días de esta, ya hay, o por lo menos debería haber, luces amarillas encendidas por todos lados.

Primero, la narrativa de la candidata del PT al Senado empieza a salirse de control, con acusaciones de las que no hay ni demandas, ni evidencias de por medio, y que podrían cansar al electorado antes de tiempo, particularmente, por el excesivo uso de adjetivos peyorativos, palabras altisonantes, y demás parafernalia vocal.

Además, en el análisis de periodistas políticos y electorales, ya no resulta tan atractivo hablar sobre “que dijo Celida ahora”, salvo el interés de influencers para viralizar sus videos que a la postre, generarían sólo eso, el chisme político sin mayor importancia. 

Segundo, la personalidad de Celida Teresa López ha sido siempre así, echada para adelante, vociferante, y tan harto apasionada, que en cualquier momento podría llegar a sentirse como la candidata oficial, y pensar que esta elección la gana ella por encima de la misma fórmula oficial, la que encabeza Lorenia Valles y Heriberto Aguilar. 

Tercero, y desconociendo si es parte de la estrategia nacional o no, el involucrar el voto corporativo de la CTM y del STIRT, y demás sindicatos filiales de esta central obrera que encabeza Javier Villarreal a la campaña del PT, ya no se interpreta como una estrategia para descarrilar a Manlio Beltrones y Lilly Téllez, sino como un sorpresivo movimiento para fortalecer al PT y sus candidatos, por encima del resto de partidos en contienda electoral, incluyendo a Morena.

Mire, no es que la CTM represente mucho en votos, pero al menos candidatos cetemistas ganaban si ganaban elecciones con el PRI y con el PAN.

Y es aquí donde está el doble riesgo, aspirantes o candidatos cetemistas que ahora busquen desplazar a los militantes del PT, para abiertamente competirles a los candidatos de Morena bajo el mismo slogan de Claudia Sheinbaum, y una CTM que ahora diga que su verdadera ideología política/laboral, está en el PT, y no en Morena, buscando atraer a la clase trabajadora de esa forma.

Detrás de esto, será importante observar cómo se mueve la fórmula al senado que registró el PT, con Celida y Froylán, ¿seguirán conduciéndose a favor de Lorenia y Heriberto, en contra de Manlio? ¿Llegará el momento en el que con la CTM corriendo al lado, vayan también contra Morena? ¿Es la oportunidad perfecta para Javier Villarreal de saltar ahora a la palestra de poder con un nuevo partido político bajo la manga? Usted opine.

La estrategia inicial para esta fórmula de contención contra el efecto Beltrones era muy buena, orquestada y con propósito, inicialmente pensada con el PVEM, y que luego se descompuso para finalmente caer en el PT, y ahora, enredarse con la CTM. 

¡Cuidado, porque los intereses de otros grupos, políticos, partidistas y sindicales, ajenos o enemistados con Morena, podrían echar por la borda esa finamente tejida estrategia inicial!

Digan que lo dijo un loco.

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